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Sunday, November 04, 2007

Fulbo 


El domingo me invitó Duilio, un colega del trabajo, a un asado a su casa y después a un partido de fútbol entre San Lorenzo (su equipo, así como el de Viggo Mortensen y Los Fabulosos Cadillacs, cuyo trompetista no estaba muy lejos de donde estábamos sentados nosotros) y Huracán, un "clásico de barrio" argentino. Me llevé la cámara pero estando allá me di cuenta de que no le había vuelto a meter el chip de memoria, así que no pude tomar ninguna foto ni video, lo cual es una pena porque la verdad era un espectáculo para ser visto. Duilio llevó camisas y gorras del equipo para él, su hijo de 5 años y para mí, pero iban dentro de una mochila y no podíamos ponérnoslas hasta estar dentro del estadio, para evitar alguna situación que pudiera darse si nos encontrábamos con hinchas del equipo contrario en el camino. El estadio de San Lorenzo estaba casi lleno, y una de las primeras cosas que me sorprendió es que no vendieran cerveza dentro del estadio, pero luego de observar, y sobre todo escuchar a los aficionados, entiendo por qué está prohibido el alcohol en el estadio: la hostilidad entre aficionados rivales es bastante palpable, particularmente en los "cantos" que miles de aficionados corean con insultos y agresiones (sin tapujos) a los jugadores del equipo contrario, sus aficionados y su familia directa. Luego las sorpresas continuaron: al final del partido (un ecuánime 1-1), los aficionados al equipo local teníamos que esperar hasta que todos los aficionados al equipo contrario hubieran salido del estadio (encaminados en una dirección) para que comenzaran a dejarnos salir (en dirección contraria); unas cuantas decenas de locales derribaron una de las vallas y se fueron corriendo en dirección hacia donde estaban yendo los del equipo contrario, aparentemente con intenciones de agarrarse a piñas, pero fueron recibidos a macanazos y con pistolas lacrimógenas por policías cuya labor era evitar que los dos bandos se cruzaran. Lo que estas personas puedan tener en la cabeza me resulta imposible de concebir. Pero la cosa se pone incluso más irracional: Resulta que las "barras bravas" tienen tanta influencia que llegan a controlar aspectos propios de los clubs deportivos y las instalaciones, como la compra/venta de jugadores o el acceso a los estacionamientos, moviendo millones de pesos y creando, a falta de otra palabra, verdaderas mafias, que dan lugar a pugnas internas en las que llegan a matarse entre ellos mismos. Un escenario más que me hace sentir que el mundo en el que vivimos está en tiempos de retroceso.
 
  
On Sunday, Duilio, a guy from work, invited me to an asado at his place and after that to a football (that would be soccer, for my 2 readers in the US) match between San Lorenzo (his team, as well as Viggo Mortensen's and Los Fabulosos Cadillacs', whose trumpet player was not far away from where we were sitting) and Huracán, one of several same-neighborhood rivals in Argentina. I took my camera but didn't realize 'til I was there that I didn't put the memory chip back in it, so I couldn't take any pictures or video, which is a shame because it really is a spectacle to watch. Duilio took shirts and hats of the team for himself, his 5 year old kid and myself, but they were in a backpack and we couldn't wear them 'til we were in the stadium, to avoid any situation that may arise by running into fans of the other team along the way. The San Lorenzo stadium was almost full, and one of the first things that surprised me was that they don't sell beer in the stadium, but after watching, and above all listening to the fans, it's easy to understand why alcohol is prohibited in the stadium: the hostility between rival fans is very palpable, particularly in the "chants" that thousands of fans sing in unison with insults and aggressions (no holds barred) for the players of the opposing team, their fans and their direct families. More surprises: at the end of the match (an even 1-1), us "home" fans had to wait until all the fans of the other team had left the stadium (guided in one direction) before they would start letting us leave (in an opposite direction); a few dozen locals knocked down a fence and started running towards where the other fans were leaving, apparently with the intention of exchanging a few punches, but were greeted by cops swinging clubs and shooting tear gas; their job there is to avoid opposing fans to cross paths. What these people may have in their heads I can't conceive. But things get even crazier: It turns out that these "barras bravas" have so much influence they actually control some aspects that concern the club and the venue, such as what players are acquired and sold off or the parking in the stadium, shuffling millions of pesos and effectively creating, for want of a better word, genuine mafias, giving place to internal power struggles that result in some murders amongst themselves. Just one more scenario that makes me feel the world nowadays is going backwards.
 

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La pena máxima, de Fontanarrosa

Cuando vi que caía el Pato lo pedí, lo pedimos todos, por un momento pensé que no lo daba, pero era clarito, lo cruz con la gamba casi en el muslo y el Pato se iba, porque se iba el Pato (¡Penal! ¡Penal! ¡Lo dio! ¡Lo dio! ¡Lo dio, Chancha, lo dio, penal! ¡Penal!), cuando vi que lo daba yo salí rajando como loco para cualquier lado, se lo grité a la tribuna, el Sapo se me trepó encima y me gritaba ¡ahora Nene, ahora! (¡Lo dio, Chancha, lo dio!), yo, viste como está uno?, andaba medio boludo porque parecía que tema toda la hinchada metida en el balero, para colmo el Dapea ese me habla estrolado con tuti un poco antes y no entendía nada, s que ellos le chillaban al referí en el área, que caen naranjas (¡Lloren ahora, lloren!, qué mierda quieren?), en eso viene el Tubo y me dice “Tranquilo, flaco, vos tranquilo, no te calentés” y fue cuando me di e cuenta. Te juro, Chacho, que se me formó en la panza, acá, una pelota ¿viste?, una pelota dura, qué podido, recién caía, me agarró un cagazo de golpe como esa vez que casi me amasija el micro, te acordás?, uy, Dios mío, qué cagazo (¿Quién lo tira? ¿Quién lo tira?), te juro que sentía las gambas como de barro y digo yo me quedo en el molde, por ahí ni se acuerdan, por ahí se lo dan al Mono como se lo daban siempre, pero el Mono lo erró con Chacarita y no quiere lolas, yo lo miro y lo veo parado casi en la mitá de cancha diciendo que no con el balero (Que no se lo dean al Mono porque lo manda afuera! Patéalo vo pendejo! El Mono no que lo erra El Mono no!). Gran puta, te juro que hubiera querido no haber pedido en la perra vida patear penales y para colmo en las prácticas los embocaba todos. (Ya casi no hay protestas y veremos quien ejecuta la pena máxima), yo pensaba si lo erro me muero, me caigo muerto al piso, no salgo de la cancha, no vuelvo a casa, para qué me acordé del viejo, estaría más julepeado que yo y agarro y digo no!, no lo pateo, que lo patee otro, yo lo erro, que se queme otro y por ahí pasa el Beto, que ya me habla cargado todo el partido y me jode “guarda pibe, no lo vayas a tirar afuera” me dice (continúan las conferencias con el juez, Mainardi ya está entre los tres palos) y además pensé lo que yo le habla dicho el otro día al Mono, Mono, no seas boludo, Cómo te vas a arrugar por errar un penal?, metéle carajo”, fijate, yo al Mono, que siempre fue el que me aconsejaba en tercera “hacé esto, Ricardito”, “cuidate, Ricardito”, yo le decía porque me daba bronca que aflojara así, para mí el Mono es un especie de ídolo ¿viste?, cacé la pelota que ya estaba colocada (Garbelli Muñoz- Garbelli, ser el encargado) y me parecía que se haba callado todo el mundo (El pibe, vamo pibe, viejo, vamo, mandálo adentro!) mirá cuando miré al arco, Mainardi, hijo de una gran puta, se rea, me miraba y se rea, digo no pienso más, pienso solamente en el tiro (Garbelli está ya frente al balón, tranquilo el golquiper), se lo pongo a rastrón a la ratonera, lo fusilo arriba y si se me va alto? (gol pibe, gol, Dios mío hacelo). ¿Usted lo patea? me dice el referí y quién va a ser boludo le hubiera dicho cuando el pito me reventó en el oído como un balazo (Toma carrera Garbelli!). Corrí dos pasos (¡Goo…) y le puse un bombazo… (¡Tirooo…!) te juro que ni vi cuando levantó la red, te juro, Chacho, te juro.

Nada en el mundo más argentino que el Negro... Ya te contaré de él :-) Por el momento, dejo esto acá. Creo que es una de las representaciones más gráficas de lo que significa el futbol por este lado del mundo.
 
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